Un informe de Irena y la OMM plantea la relación entre las energías renovables y el clima

Foto que forma parte de la portada del informe ‘2022 Year in review: Climate-driven Global Renewable Energy Potential Resources and Energy Demand’ de Irena y la OMM.

La Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han presentado en la COP28 su primer informe conjunto que destaca el papel clave de la información y los servicios meteorológicos y climáticos para hacer frente al potencial sin explotar, y los desafíos en la transición a la energía renovable. El documento destaca que, solo en 2022, el 83% de la nueva capacidad fue renovable, y la energía solar y eólica representaron la mayoría de las adiciones.

El informe de Irena y la OMM destaca el papel de las energías renovables en la disminución del consumo de combustibles fósiles.

El informe ‘2022 Year in review: Climate-driven Global Renewable Energy Potential Resources and Energy Demand’ de Irena y la OMM destaca que las energías renovables dominan ahora las nuevas fuentes de suministro. Tal aumento en las cifras de energías renovables es clave para lograr sistemas energéticos descarbonizados para 2050, con la consiguiente disminución pronunciada y decisiva del consumo de combustibles fósiles, según el informe.

La capacidad instalada total global de energía renovable y su participación en la red eléctrica ha aumentado constantemente durante las últimas dos décadas. Hoy en día, alrededor del 40% de la generación de energía a nivel mundial es renovable, debido al rápido despliegue en la última década, según apunta el documento.

El informe proporciona información sobre los vínculos entre los recursos de energía renovable y las condiciones meteorológicas y climáticas. Destaca la importancia de comprender cómo los cambios en los patrones climáticos podrían afectar a la capacidad potencial de la energía eólica, solar e hidroeléctrica. El análisis también muestra cómo el cambio climático afectará a la oferta y la demanda de energía, particularmente en el contexto de la calefacción y la refrigeración.

La evaluación se configura como paso inicial hacia una evaluación más rigurosa del papel del clima en la oferta y la demanda de energía renovable. Esta información, dicen, se puede utilizar como análisis retrospectivo y para ayudar en la toma de decisiones futuras.

Ideas clave del informe

El análisis señala que la variabilidad climática natural afecta significativamente a las fuentes de energía renovables. Por ejemplo, las fluctuaciones estacionales y anuales de la energía eólica en muchos países pueden llegar al 15%, mientras que en el caso de la energía solar son menores.

Además, afirma que es vital mejorar la comprensión de los impulsores climáticos y sus interacciones con los recursos renovables para la resiliencia y la eficiencia de las transiciones y los sistemas energéticos. Deben considerarse los factores climáticos clave, como El Niño, Oscilación del Sur (ENSO), ya que, según el informe, normalmente explican una gran parte de la variabilidad observada. Por tanto, predecirlos con precisión permite gestionar los recursos energéticos de una forma más eficiente.

Irena y la OMM aseguran que la integración del clima en el funcionamiento, la gestión y la planificación de los recursos energéticos debería ser una prioridad, ya que podría conducir al establecimiento de sistemas de alerta temprana para ayudar a gestionar mejor la carga de energía, los recursos y el mantenimiento. Además, esto puede contribuir a la modernización y expansión de la infraestructura energética y desencadenar la innovación necesaria en tecnologías, mercados y políticas.

Por otro lado, ambas entidades esperan que se adapten las estructuras del mercado para proporcionar la flexibilidad necesaria durante la fase de transición de sistemas energéticos centralizados a sistemas descentralizados. Un sistema de ‘adquisición dual’ puede ser una vía eficaz a este respecto, apuntan en el informe.

En cuanto a los países en desarrollo, el informe señala que deben adaptar sus sistemas para aprovechar el potencial renovable con el beneficio del conocimiento sobre la variabilidad climática. Pone como ejemplo a África, que representa sólo el 2% de la capacidad mundial a pesar de su abundante potencial y sus enormes beneficios para el desarrollo socioeconómico.

Por último, Irena y OMM abogan por la recopilación e intercambio completos y sistemáticos de datos energéticos para mejorar el conocimiento y la comprensión de la variabilidad climática, y el cambio en el suministro y la demanda de energía.

 
 
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