El nuevo aulario del Centro Rural Agrupado Mondúver-Safor de Palmera (Valencia) tiene una central fotovoltaica que cubre el 40% de las necesidades eléctricas de las instalaciones. Además, cuenta con placas termodinámicas para captar la energía solar con el objetivo de obtener el agua caliente sanitaria destinada en el suministro del colegio.
La nueva escuela rural está construida siguiendo los parámetros de eficiencia energética, sostenibilidad medioambiental y confort climático establecido por la normativa para infraestructuras educativas valencianas. De esta forma, cuenta con la máxima calificación energética, la etiqueta A, que se otorga a los edificios más eficientes, porque tiene los mejores aislamientos térmicos, presenta menos consumo energético, luminarias de bajo consumo y placas fotovoltaicas para el autoconsumo eléctrico.
La consejera de Educación, Cultura y Deportes de la Generalitat Valenciana, Raquel Tamarit, visitó la semana pasada el aulario para conocer de primera mano el modelo de construcción de infraestructuras escolares siguiendo parámetros de eficiencia energética y climatización.
Más de 80.000 kWh anuales
El centro educativo posee una fachada ventilada y cuenta con sistema de aislamiento térmico por el exterior SATE. Esta técnica mejora el rendimiento térmico general de los edificios y, por tanto, permite un ahorro sustancial de energía. Además, cuenta con elementos de protección solar en la fachada sur mediante una celosía fija.
Por su parte, la central fotovoltaica instalada en la cubierta se destina al autoconsumo de 50 kW y está integrada por 112 paneles que ocupan una superficie de 249,76 m2. La potencia anual teórica producida por las placas supera los 80.000 kWh anuales.
Los 40.500 kWh anuales de energía eléctrica excedentaria que genera la central fotovoltaica del aulario fuera del horario lectivo y durante las vacaciones escolares están destinados a volcarse en la red eléctrica con el fin de que el Ayuntamiento de Palmera pueda obtener un descuento en la factura eléctrica.
La energía generada por la central fotovoltaica de la escuela de Palmera permite ahorrar cada año la emisión a la atmósfera de 84 toneladas de CO2 y otras 235 toneladas de dióxido de azufre (SO2), un gas corrosivo que, combinado con el vapor de agua presente en el aire, produce lluvia ácida.